La emergencia del pensamiento moderno
La llegada de la modernidad en el Renacimiento fue un proceso histórico bastante complejo que comprende los cambios económicos, sociales y políticos de la época. La evolución y desarrollo de las ideas fue una parte esencial en esto; marcada por el cambio de la representación del mundo, el conocimiento científico y la relación entre el tiempo y la acción. Todo este arduo proceso empieza en la Edad Media. En el siglo XVI, época de apogeo del Renacimiento, se marca el inicio de un proceso que culminara en el siglo XVII en una verdadera revolución científica que significa, ni más ni menos, el nacimiento de la ciencia moderna. Uno de los rasgos característicos de la Modernidad es el desarrollo del pensamiento científico. Este se exhibe, desde muy temprano, como modelo de toda forma de conocimiento verdadero, de allí que los avances que se produzcan en el campo e las ciencias tendrán importantes repercusiones en el dominio de la filosofía.
La Edad Moderna se verá comprometida prematuramente en importantes avances científicos, los que se producen en diversas ramas del saber, como lo son las matemáticas, la biología y la química. Sin embargo, en ninguna de ellas los desarrollos serán tan notables y tan profundamente transformadores de las concepciones anteriores como en el campo de la astronomía y de la física.
La revolución cosmológica
Esta revolución fue una faceta de suma importancia. Básicamente se dividió en tres partes esenciales: el cosmos medieval que considera el universo heterogéneo, finito y geocéntrico; la revolución copernicana realiza un cambio de centro y la influencia de Bruno, quien desarrolla la libertad de pensamiento y infinitud del universo, contrario a la teoría del cosmos medieval.
El cosmos medieval
Para finales de la Edad Media la filosofía predominante era de origen aristotélico, la cual se volvió a introducir en Occidente y se impuso en el siglo XIII por Santo Tomas de Aquino (1225-1274). Esta representación medieval de los cosmos es compleja: la influencia de Aristóteles está subordinada al principio o dogma cristiana en la cual la filosofía es el súbdito de la teología y es pronunciada de forma diferente por el neoplatonismo o el platonismo. También está ligada a la concepción cosmológica de Ptolomeo (siglo II d.C.), asociado al geocentrismo.
El cosmos medieval posee grandes características. En este se considera que el universo tiene fin. En el tiempo hay un comienzo y un fin, que vienen siendo la creación y el fin de los tiempos. En el espacio el universo es cerrado, pues tiene una estructura de la unión de esferas concéntricas. En el medio e inmóvil se encuentra la Tierra; mientras que las otras esferas como la luna, el sol y los demás planetas, giran alrededor de ella. Este principio es conocido como geocentrismo. Se considera que el espacio es heterogéneo, puesto que las leyes de la física no se aplican en todas partes de igual forma, sino que es un mundo de “lugares”. La gran división tiene lugar entre el mundo terrestre o sublunar y el mundo sideral. El primero está sujeto al cambio y la destrucción, por tanto, está lleno de accidentes e incoherencias. Sin embargo, el segundo posee cuerpos eternos e inmutables. Son espacios- tiempos diferentes, por lo cual no se aplica la misma física y el considerar enviar algún objeto de un espacio a otro sería inconcebible.
La revolución copernicana
Con la publicación en 1543 de la obra Revolutionibus Orbium Coelestium de Copérnico, se establece el heliocentrismo y el movimiento de la Tierra, se inicia un nuevo asalto al edificio del saber tradicional. La imagen aristotélica-ptolemaica del universo, que había reinado, será sustituida por la imagen moderna de un universo sin jerarquías, abierto e incluso infinito. Esta obra contradice la concepción aristotélica medieval. Implica el fin del geocentrismo, afirmando que la tierra no es el centro, sino otro planeta. Al mismo tiempo, niega la división del universo en dos mundos; el universo se vuelve homogéneo, donde las leyes físicas y matemáticas se aplican a una misma materia. Copérnico afirma que la Tierra gira alrededor del sol y que este está inmóvil. Esta revolución copernicana se limita simplemente a un cambio de centro, colocando al sol como el verdadero centro del universo. El universo de Copérnico sigue siendo cerrado y centrado.
El universo infinito de Bruno
Bruno fue una figura filosófica de gran importancia del Renacimiento. Se dedico a discutir diferentes dogmas de la doctrina cristiana, llegando a dudar de la existencia de Jesús. Dejo los hábitos en 1576 y a partir de entonces fue perseguido por toda Europa hasta que fue quemado vivo por no renegar sus convicciones.
Bruno establece que existe una infinitud en el universo, que no tiene un centro especial, pues en un espacio infinito no hay un elemento superior o privilegiado. Esta infinitud cósmica se basa en la pluralidad de mundos, en el universo hay muchos sistemas solares El universo está formado por una reiteración de infinitos sistemas solares o planetarios separados por un espacio lleno de éter. Por lo cual, este infinito, no podría crear un mundo finito. Su pensamiento ignora el dualismo y la diferencia entre materia y espíritu, pues su si realmente el universo es infinito, nada puede serla exterior. A pesar de que reivindica el pensamiento libre y contribuyo a la destrucción del pensamiento aristotélico-medieval, Bruno no tuvo casi influencia en la naciente ciencia nueva.
La ciencia nueva
La ciencia nueva que se forma a finales de la Edad Media al siglo XVII es la afamada ciencia moderna. Con el uso de las tecno-ciencias modernas se convierte en una trasformación del "saber". En la ciencia moderna todo es complejo y en ocasiones ambiguo. Es imposible comprender la importancia que tuvo en la filosofía, si no se confronta con la ciencia antigua y logo teórica.
La ciencia antigua como logoteoría
Esta ciencia está formada por el lenguaje y la visión intelectual o espiritual. La finalidad del ser humano es la posesión de ese saber teórico, es decir, la contemplación o especulación de las esencias no cambiantes de todas las cosas. La ciencia antigua es una cuestión de reflejo y visión.
Esta formulada por un lenguaje ordinario, intenta articular rigurosamente y tiende a volverse compilatoria. Esta a su vez es verbalista en un sentido más profundo, pues viene de la reflexión o especulación de lo real. El lenguaje brinda una percepción del mundo, no se reflexiona en base a la realidad bruta, sino en la representación simbólica de lo real. La ciencia antigua no se diferencia de la filosofía, proviniendo en parte de una confusión de las cosas y las palabras. Pero solo en cierto modo, puesto que rechaza ciertos discursos y los juzga. En realidad la ciencia antigua o filosofía se constituye como una reflexión activa sobre la lingüística. Este proceso “especulativo o reflexivo” trata de darle formato al ser en el mundo a través del lenguaje, de lo que espera produzca una imagen simbólica adecuada a la realidad, es decir, una imagen verdadera.
Una doble ilustración
Platón realiza una ilustración clara y precisa de la naturaleza reflexiva, elabora la ciencia de las ideas. Las ideas constituyen la verdadera realidad de las cosas materiales. El acceso a las ciencia de las ideas puede producirse por dos partes: por un lado, la dialéctica (búsqueda progresiva de definiciones) y por el otro lado, la intuición. La especulación organiza estos conceptos. Toda esta ciencia platónica es el producto de este trabajo a priori. Se refiere a las palabras y sus significados, aunque da la apariencia de referirse a cosas más fundamentales. La filosofía platónica se enfoca en la teoría para el desarrollo del pensamiento occidental.
El filosofo Aristóteles en su proyecto de ciencia continua siendo logoteórico, pero de forma menos notable que Platón, cuyo mundo de ideas rechaza. Realmente lo que hace Aristóteles es incorporar las ideas de Platón en las cosas materiales concretas. La intuición aristotélica trata de entender la esencia del universo en los individuos. Para él, el objeto del conocimiento científico es la conclusión universal y necesaria de un sologismo. La explicación del porque (causa), pero debe ser una causa lógica que exprese un encadenamiento de significados sin relación con la casualidad. La lógica es la verdadera herramienta, el método por excelencia de la ciencia.
El nuevo método de Bacon
Bacon fue al mismo tiempo el hombre de la ciencia y el poder. Ocupo un papel primordial en el desarrollo de la ciencia moderna y la tecno-ciencia contemporánea. En su obra el Norum Organum abiertamente anti-aristotélica, trata de definir un nuevo método para el progreso de la ciencia. Este trabajo es a su vez crítico y positivo. Establece que la lógica no es la forma ni herramienta por excelencia del saber, la ciencia debe ser inductiva y no deductiva, el lenguaje no ofrece una representación correcta de lo real y no es una fuente confiable para la ciencia, es necesario diferenciar entre causas finales (dicen porque) y las causas eficientes (explican el fenómeno a partir de una secuencia). Desde el punto de vista positivo, exige la práctica de la inducción en el sentido moderno, la experimentación y la verificación de las mismas.
Una nueva imagen de la ciencia y de la naturaleza
Durante todo el siglo XVII y XVII surge la necesidad de investigar un “nuevo método” para el desarrollo de la ciencia, donde se incluye también la obra de Descartes. Pero, Bacon propone toda una concepción revolucionaria ‘una concepción del alcance, el valor y la naturaleza de la ciencia’. Propone que debe ser activa e intervenir con la naturaleza; técnica, donde use instrumentos y procedimientos y operativa. Para ello, se debe conocer la naturaleza de sus leyes causales para el beneficio de la humanidad. En la ciencia nueva, saber es poder.
Ciencia matemática: realismo y operacionalismo.
El prefacio de Osiander
Una motivación esencial de las investigaciones de Copérnico fue la práctica. Se trata de inventar métodos más confiables para calcular y elaborar calendarios, que incluyan el movimiento de los planetas. Dando lugar a que la hipótesis heliocéntrica tuviera un interés muy concreto y pragmático. Desde su punto de vista, el heliocentrismo no debía ser considerado como “realmente más verdadero” que el geocentrismo, sino que parecía más práctico.
Ciencia experimental y las matemáticas de Galileo
Galileo presenta ambos sistemas (geocentrismo y heliocentrismo) de forma neutral, como dos hipótesis, cada una con sus argumentos. Pero Galileo describe el sistema Copérnico como realista y verdadero. El científico asume diversas posiciones que generan consecuencias en su vida. Galileo crea una división que se termino de instaurar en la modernidad; la ciencia se ocupa de lo que es, mientras que la religión se ocupa de lo que debe ser, es decir, lo que se debe y no debe hacer. Esta separación es crucial para entender la modernidad y la ciencia moderna, se distingue el ser y el debe ser, la fe y los valores. Otro elemento importante es la interpretación final. Para los realistas una teoría debe ser verdadera y para los operacionalitas solo desea que permita predicciones correctas. Desde este punto de vista, las teorías son instrumentos que permiten predecir o controlar una cierta cantidad de cosas.
Galileo se destaca por sus aportes como ingeniero, famoso por haber perfeccionado el telescopio y dirigido la mirada al espacio. Este tipo de observaciones son el punto de partida de descubrimientos que confirman empíricamente la falsedad de la física y de la teoría aristotélica.
Finalmente con su obra siderius nuncius (1610) pone fin a la división del universo en dos: el mundo sublunar y el mundo sideral. El universo es inmenso, pero homogéneo y, por tanto, verificable. Las observaciones que llevan a estas conclusiones son instrumentadas, es decir, técnicamente medidas. Galileo fue un gran experimentador, no se conformaba con simplemente observar, sino que experimentaba y verificaba hipótesis constantemente. Pero ante todo, fue un matemático, cree en el poder de la deducción y el cálculo con independencia de la experiencia concreta para adquirir conocimiento.
Galileo fue más teórico y matemático que experimentador. Funda una ciencia en la cual los fenómenos físicos obedecen las leyes matemáticas. De esta forma, crea las bases de una física matemática, que más adelante Descartes trata de establecer.
La doble ruptura inducida por la ciencia moderna
Esta nueva ciencia matemática e instrumentada rompe definitivamente con el saber logoteórico antiguo. Por un lado, lo rompe mediante la instrumentación técnica y, por otro lado, a través de la matematización. La matematización desimboliza, designifica lo real. Esta ruptura con un mundo de sentido y de lenguaje también se opera por medio de la eliminación de las causas finales en provecho de las causas eficientes. Solo permiten predecir si tiene lugar “x”, de ahí seguirá “y”. Estas leyes dan poder de control, pero no de finalidad ni de sentido.
El utopismo
El concepto utopía designa la proyección humana de un mundo idealizado que se presenta como alternativo al mundo realmente existente, ejerciendo así una crítica sobre éste El pensamiento utopista solo se desarrolla a partir del Renacimiento, en especial a finales del siglo XVIII, XIX y XX. Esto se debe a que el utopismo está ligado al surgimiento de las ciencias y la técnica moderna. Además, el Renacimiento fue la época de los descubrimientos y grandes exploraciones que promueven la imaginación y la contingencia de las formas sociales y modos de vida.
Los rasgos distintivos del pensamiento utopista
El pensamiento utopista escoge como centro a la polis, el espacio principal es la ciudad. Constituye una construcción humana colectiva, artificial y autónoma. El principio de la utopía proviene de un acto de fe humanista, se niega a aceptar la condición humana tal cual es. Por tanto, rechaza el fatalismo y la esperanza escatológica, esto es, la espera de la salvación de origen divino. El utopismo está a favor del desarrollo de las ciencias y de las técnicas. Rompe con la valoración tradicional del pasado, implica en principio el fin del devenir, el cumplimiento definitivo de la historia.
La utopía de T. Moro
Moro fue un gran humanista y un hombre de convicciones. Según T. Moro, la etimología de utopía es “lugar inexistente” o también se le interpreta como “buen lugar”. La utopía se divide en dos partes: la primera es una crítica a la sociedad europea y la segunda comprende un relato de una isla imaginaria del Nuevo Mundo, donde se ha desarrollado una sociedad ideal. La sociedad posee una organización fuerte que aspira a ser racional y funcional.
La nueva Atlántida de F. Bacon
En su obra New Atlantis habla de una isla situada en el Pacifico Norte. En el centro de esta sociedad insular se eleva la “Casa de Salomón”, una academia de las Ciencias y las Técnicas, con poder de organización social.
La utopía de Bacon propone una suerte de tecnocracia basada en la ciencia- técnica como nueva religión de la humanidad, convirtiéndola en la base de la organización social y motor que conduce a la humanidad al Bien.
En conclusión, el cambio del pensamiento durante el renacimiento se organiza en tres ejes: una crisis profunda debido al declive de la cosmología geocéntrica; la constitución de una ciencia nueva que implica una nueva relación con el mundo y el tiempo; el humanismo y la fe naciente en el ser humano para hacerse cargo de su propio destino.